jueves, 19 de septiembre de 2013

Las prisas

El joven diseñador gráfico.

Se duerme un martes y llega tarde al trabajo.
Se pone a vestirse muy rápido y sale disparado de su casa en menos de dos minutos. Pim, pam, pum.


¡Coño!  Se ha puesto las gafas de una forma muy difícil ¡Se ha metido la patilla por un lateral del ojo! La tiene de alguna forma insertada en la cuenca, pero no está para contratiempos, no hay tiempo para el dolor.

El tío se presenta así en su oficina una hora tarde y se inventa una excusa de que ha tenido que ir a recoger a su padre a la estación de Sants. (¡Si, claro!)

Un deseo

Qué locura ¿no?
 No se le aparece una metralleta a un niño. No invoca o pide un objeto.
Aqui es el niño el que se le aparece a la metralleta.
Como que no se la espera al principio. Pero luego le gusta, le gusta mucho.
Es la metralleta la que pide un niño.