domingo, 26 de enero de 2014

Alguien



No sé si se aprecia bien en la foto, pero esta monja estaba corriendo. Bueno, corriendo, corriendo, no. Pero andaba con mucha prisa. Esto ya de por sí me hizo una gracia tonta.

Pero se le veía cara de preocupación. Como que hay algo que le pesa en la conciencia. Tal vez llegaba tarde a algún sitio porque se había dormido, y eso a ojos de Dios tiene el mismo delito que si se hubiera fumado un porro. ¡Una monja NO se puede quedar retozando en la cama! El momento camita está fuera de lugar en el ámbito eclesiástico.
Seguramente la mujer no tendría nada que hacer en toda la mañana a parte de ir al mercado a comprar fruta, pero ella sabe que le ha fallado a “Alguien”. Alguien en mayúsculas.