Tenía peluca, todo el mundo lo sabía. Se le movía mucho y constantemente se la estaba colocando. Era muy conocido por su bisoñé.
Un día en una cena de empresa un compañero borracho se armó de valor y se la quitó para hacer la gracieta, pero resultó que no estaba calvo: debajo de la peluca tenía pelo, además un pelo muy bonito y cuidado.
Muy sonrojado se volvió a poner la peluca el puto loco.
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